La primavera es la estación meteorológica más variable, podemos sufrir cambios de temperatura bastante fuertes, unos días disfrutar de una temperatura bastante cálida y de sol y de días frescos o incluso fríos con lluvia. Por esta razón, aunque no podemos dejar a un lado los platos de cuchara (al menos no al 100%) pero empezamos a tener ganas de servir platos más frescos en la tabla. En Dietética Ricard te lo explicamos.
Aprovechamos las siguientes líneas para hacer un pequeño repaso de frutas y verduras que venden y que marxan. Empezamos por las verduras que dicen adiós con la primavera: a principios de esta estación, aunque podremos disponer de las diversas variedades de coles, alcachofas, acelgas, espinacas y puerros, pero que a medida que vaya llegando el buen tiempo irán desaparecen .
Si quieres empezar a hacer ensaladas aún encontraras endibias, pero que sepas que esta es la estación de la lechuga, los rábanos y el hinojo (que facilita la digestión y elimina los gases). También podemos aprovechar y disfrutar de un producto que solemos comer en conserva: los espárragos frescos. Y por fin llega el momento de recolectar las cebollas, las zanahorias y las judías verdes.
Dejando las verduras de lado, se centramos en las frutas que venden y en las que se van, poco a poco se acaban los cítricos invernales (naranjas y mandarinas), pero no se preocupe todavía nos quedan los fresones para proporcionarnos vitamina C. Podemos ir al mercado y comprar las primeras ciruelas, el mejor momento será más adelante, en verano.
Llegan los nísperos, los albaricoques, las cerezas y los arándanos. A finales de primavera, en el mercado encontraremos las frutas típicas de verano, como el melón, la sandía, las nectarinas y los primeros melocotones, pero que todavía no estarán en el punto.
Y para terminar un pequeño consejo para hacer frente a la astenia primaveral, a veces con la llegada de la primavera aparecen problemas como: una sensación de cansancio general, fatiga, problemas de concentración, dificultades para conciliar el sueño. Para combatirla una dieta adecuada es clave. Alimentos como los cereales integrales, las legumbres (ricos en triptófano, magnesio y vitaminas del grupo B), frutas y verduras (aportan vitaminas y minerales) son muy recomendables.